El estudio de los fósiles se llama paleontología. Los fósiles son evidencia fantástica de la vida pasada en nuestro planeta. Se encuentran principalmente en rocas sedimentarias. Pero, ¿cómo llegaron allí? Bueno, convertirse en un fósil no es una tarea fácil y necesita una rara combinación de eventos.
Hay un montón de diferentes tipos de fósiles, incluyendo huesos, conchas, huellas y madrigueras. La mayoría de los fósiles que encontramos hoy son criaturas que vivieron sus vidas en el mar. ¡Esto es debido a que era más probable que fueran enterrados antes de que todos los rastros de ellos desaparecieran!
Hay un montón de diferentes tipos de fósiles, incluyendo huesos, conchas, huellas y madrigueras. La mayoría de los fósiles que encontramos hoy son criaturas que vivieron sus vidas en el mar. ¡Esto es debido a que era más probable que fueran enterrados antes de que todos los rastros de ellos desaparecieran!
Conozce algunas criaturas marinas que regularmente encontramos fosilizadas:
El fósil de dinosaurio más grande encontrado hasta ahora es
un Brachiosaurus, 22.5 metros de largo y 12 metros de altura, de Tanzania.
El fósil más pequeño de dinosaurio es de aproximadamente el mismo tamaño que un pollo, tenía alas y plumas, es de 55 a 77 cm de largo y se encuentra en China. Este es un Microraptor.
Los fósiles son muy útiles cuando se hacen mapas geológicos ya
que pueden decirnos lo vieja que es una roca. Los científicos han descubierto
que las criaturas se veían diferentes en diferentes momentos. Evolucionaron
para que pudieran sobrevivir mejor. ¡Así que si encontramos el mismo fósil en
dos rocas diferentes sabemos que son de la misma edad!
Los fósiles, especialmente los sorprendentes que se
encuentran en los museos, son bonitos y delicados recuerdos de la edad de la
tierra y de la diversidad de la vida.
La mayoría de los fósiles que podemos encontrar en playas o
en canteras son a menudo imperfectos y han sido dañados por el tiempo en las
rocas. Pero estos fósiles comunes contienen información vital, porque son
nuestra evidencia directa de la vida pasada de nuestro planeta.
Un hueso o una concha, una huella o un rastro de alimentación,
son pistas dejadas por animales y plantas de las que somos capaces de
reconstruir sus vidas.
Estas pistas pueden usarse para evaluar los ambientes en los
que vivieron los fósiles. Un fósil puede contener información sobre la
temperatura del mar en la que el organismo vivió, o demostrar la existencia de
viejos océanos que ahora han desaparecido.
Al estudiar su forma y patrones de evolución, los fósiles de nuestros conceptos construir un cuadro de la historia de la vida de nuestro planeta y las grandes fuerzas de las fuerzas que han cambiado la faz de nuestro mundo.
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