¿Te sorprendería saber que hay desiertos sin arena?
Cuando el viento transporta la arena y el polvo puede pulir las
rocas hasta que queden lisas y brillantes. Con el tiempo una corteza (como en
un queso grande) se acumula en la superficie de las rocas. Esto se conoce como
barniz del desierto.
El viento acarrea partículas más pequeñas como la arena y el
polvo. Rocas y guijarros que son demasiado pesados para que el viento los
transporte se quedan atrás. Finalmente, una capa de rocas se concentra en la
superficie del suelo. La capa de rocas se llama pavimento del desierto, pavimento
pedregoso o hamada.
La arena acarreada por el viento mueve a las rocas hasta que
desarrollan superficies planas. Una superficie diferente se forma para cada
dirección en la que el viento sopla. Estas rocas se llaman ventifactos.
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